Copio una opinión de ACEPRENSA que comparto
La novela refleja la vida en Inglaterra en los años sesenta y setenta del siglo pasado, años de cambios familiares, de convulsiones políticas y de protestas sociales que encarnan las vidas de Simeon, Henry, Fred y Leslie, cada uno con sus fracasos sentimentales y con sus decisiones vitales para ocupar el lugar que ansían en la sociedad. De Simeon Simcox, la sombra que mueve los hilos de toda la novela, conocemos sobre todo su efervescente actividad como rector y agente social, pero falta un retrato más psicológico que ayude a conocer mejor su vida y la trascendencia de sus opiniones y decisiones.La religión se reduce en la novela a una mera cuestión costumbrista y social, sin que apenas tenga un significado espiritual relevante. Tampoco profundiza el autor en los valores que sustentan las ideas o acciones de sus personajes, quedándose en una mera visión epidérmica de las relaciones humanas. Esta falta de profundidad resta fuerza tanto a la intriga y al argumento como a la calidad humana de unos personajes que podían haber dado más de sí. El trabajo literario es meritorio, lo mismo que el fresco social y político de la Inglaterra de la época.
En fín bien escrita, culturea pero no aporta demasiado